Nasazzi: el mítico capitán celeste que se despidió de rojo.

Escribe: Federico Maritán

El gran líder del período más glorioso del balompié oriental jugó su último encuentro con el combinado nacional en las vísperas de la primavera de 1936. El Estadio Centenario estuvo colmado de espectadores para presenciar una nueva versión del clásico rioplatense y para ser testigos inmortales del  último encuentro del mariscal con la casaca uruguaya. Nasazzi fue el líder innato del período más glorioso de nuestro fútbol y fue uno de los responsables directos para que la palabra victoria se tiñera de color celeste. La rispidez emanada de las sucesivas contiendas entre hermanos rioplatenses tuvo uno de sus puntos más álgidos luego de la final de Montevideo y ambos seleccionados dejaron de compartir el color celeste por algunos años de la década de 1930. Argentina se inclinó por una blusa blanca y Uruguay  optó por la histórica casaca roja con la que se coronó campeón en Santa Beatriz, El combinado nacional continuó utilizando esa peculiar vestimenta por un tiempo más y generó algunos sucesos que pasan absolutamente inadvertidos en nuestros días. Uno de ellos, y capaz que el más significativo,  es que el legendario capitán defendió por última  vez la  honorable causa celeste vestido de rojo.

José Nasazzi vistió por primera vez la maravillosa camiseta color cielo el 4 de noviembre de 1923 y nunca más se la sacó del alma. Aquella renovada selección uruguaya debutaba  en el torneo Sudamericano  frente a Paraguay y se imponía por 2 a 0 en el viejo Parque Central. Un mes después, el equipo uruguayo terminó conquistando su cuarta estrella continental y Atilio Narancio se puso en campaña para cumplir con su promesa de ir a jugar el campeonato olímpico de París. Nasazzi fue el líder indiscutido del período más glorioso que una selección nacional haya protagonizado en la historia del fútbol mundial y que  ningún  otro combinado podrá igualar en lo que resta de la eternidad. El joven muchacho oriundo de Villa Peñarol, y que recaló en el barrio Bella Vista luego del fallecimiento de su padre, fue un defensor exquisito cuyo legado superó lo estrictamente técnico. El mariscal fue el gran conductor de aquella distinguida generación de futbolistas y  con su firme accionar configuró el perfil de la figura del capitán oriental. Su presencia en la trilogía mundialista entre los años 1924 y 1930 fue fundamental, tan solo estuvo ausente en la semifinal de Ámsterdam frente a Italia, y su destacada prestancia en la defensa uruguaya despertó un profundo sentimiento de respeto por parte de propios y extraños.  Así sucedió con sus adversarios  argentinos como el afamado Manuel “Nolo” Ferreira. Ambos capitanes fueron acérrimos adversarios en el campo de juego y grandes amigos del otro lado de la línea de cal.

El mariscal impuso su presencia en el área uruguaya.

Dos naciones futboleras separadas por mucho más que un río

La final del 30 de julio de 1930 representó un punto de quiebre en la actividad futbolística de Sudamérica. Los resquemores surgidos entre las naciones futboleras rioplatenses superaron el ámbito deportivo y las disputas llegaron a las más altas esferas diplomáticas. La presencia del color celeste en las dos camisetas fue un botín de disputa y ambas asociaciones optaron por no utilizarlo de forma provisoria.  Argentina y Uruguay eran las dos grandes potencias del continente y sus diferencias repercutían de forma directa en el ámbito dirigencial de la  Confederación Sudamericana de Fútbol (CONMEBOL) y en el calendario de la competición oficial. La consecución de torneos sudamericanos celebrados en la década de los años 20 se vio interrumpida de forma abrupta y su disputa recién se retomó en 1935. La Asociación Uruguaya fue una de las entidades que decidió concurrir a la cita continental y la delegación emprendió una auténtica travesía para llegar a tierras incaicas.  Varios campeones del mundo habían culminado su participación en el combinado mientras que otros estaban cursando el epílogo de sus respectivas carreras deportivas. Nasazzi se desempeñaba como profesional en Nacional pero su  vocación por servir la causa del combinado uruguayo seguía alimentada por el más puro sentimiento de aficionado.  El Sudamericano de Lima significó el retorno de Uruguay a la competición oficial internacional y Nasazzi volvió a demostrar su condición de líder natural. Disputó los tres encuentros del certamen y acuñó, junto a sus experimentados compañeros, el mítico concepto de la garra charrúa. Así denominó la prensa de nuestro país al resonante triunfo del veterano equipo rojo frente a los habilidosos pibes porteños. Ahora sí, la era de Nasazzi había llegado a su punto cúlmine.  

El tiempo pasaba pero el talento no. Nasazzi fue la figura de la tarde para volver a ganar el clásico

El año 1936 no tenía mayores novedades en el calendario futbolístico uruguayo al no asistir a los Juegos Olímpicos de Berlín. Dos enfrentamientos con el clásico rival rioplatense eran los puntos más destacados de la actividad del representativo nacional. El primero de estos encuentros se disputó en el estadio de Independiente y finalizó con la victoria local por 1 a 0. El gol argentino fue convertido por Alberto Zozaya y los porteños se quedaron con la Copa Juan R. Mignaburu el  9 de agosto. La revancha quedó establecida para el día 20 de setiembre en el Estadio Centenario por  la Copa Héctor Rivadavia Gómez. La última victoria de los rojos uruguayos había sido en el sudamericano de Perú y los dirigentes asociacionistas, comandados por Raúl Jude, querían retornar a la senda del triunfo clásico. Este propósito los condujo a convocar a José Nasazzi para que defendiera la causa de nuestro balompié una vez más. El mariscal  estaba disputando su penúltima temporada  en el equipo tricolor y  ya se había retirado de la actividad internacional. La citación sorprendió a la opinión pública y despertó varias incógnitas entre cronistas e hinchas.  El eterno capitán  aceptó el desafío y volvió a descender las escalinatas del Centenario para defender la casaca roja campeona de América.

Uno de los elementos novedosos de aquel encuentro fue la sustitución de jugadores en el transcurso del match.

La taquilla oficial indicó que se vendieron 42127 entradas y que la recaudación sumó la voluminosa cifra de $21480 pesos. El Centenario, con las dos tribunas  cabeceras sin sus respectivos terceros anillos, estaba repleto de hinchas fervorosos por la obtención de  una nueva victoria ante los argentinos. La inclusión de Nasazzi  en el equipo titular representaba un gran atractivo pero su nivel de desempeño motivaba ciertas interrogantes  en el análisis previo. Argentina arribó al Monumento Histórico del Fútbol Mundial con un equipo muy fuerte repleto de jóvenes figuras que habían irrumpido con mucha fuerza en el campeonato doméstico de la vecina orilla. Pero en la zaga uruguaya estaba el mariscal. Una verdadera garantía como en aquellos tiempos de esplendor en los que la selección nacional vestía de celeste.

“Nasazzi sigue siendo Nasazzi”

“El veterano campeón olímpico José Nasazzi encontró un nuevo motivo para ratificar sus aptitudes de campeón y la gran calidad de esa pasta amalgamada en tres competencia mundiales. Llamado nuevamente a integrar la zaga del seleccionado rojo, tuvo sus despliegues de antaño y el mismo espíritu de lucha, la misma agilidad mental y los mismos entusiasmos aportados en procura de otras conquistas más resonantes y preciadas en el mismo escenario donde recibiera el espaldarazo de su tercera conquista mundial consecutiva. El veterano zaguero albo puso el pecho a una delantera rejuvenecida aventando la peligrosidad de sus recursos con la férrea resistencia de su experiencia vigorosa. Su oportunismo y decisión inteligentemente aplicados, alcanzaron para solucionar todos aquellos problemas que se crearon a  su valla especialmente en el juego por elevación, sus cabezazos formidables anularon todo peligro, defendiéndose bastante bien cuando las incursiones enemigas se sustentaron en el juego a ras de tierra que hicieron de común los García. Jamás descuido su colocación y tuvo quites certeros completando la labor defensiva con el kick fuerte y bien dirigido. Ante estas pruebas de eficacia que nos dispensa el mariscal Nasazzi, no vemos el momento en que conoceremos el extremo de su ´cuerda´. El nos dijo ayer que era su despedida del football internacional al que había vuelto por excepción (….) Los hechos han demostrado fehacientemente que, a pesar de todos los pesares, Nasazzi sigue siendo Nasazzi.”

Las palabras del cronista del diario El Plata del 21 de setiembre de 1936 ilustran a la perfección la última actuación del gran capitán aquella tarde en el Centenario. El mariscal sabía que la vida y el fútbol le regalaban un clásico más y no lo desaprovechó. Su desempeño en la defensa uruguaya fue sumamente eficaz para disminuir los furibundos ataques de los forwards porteños. El partido empezó cuesta arriba para los uruguayos y los argentinos se adelantaron en el marcador a los 15 minutos de juego a través de la conversión de Diego García. Los visitantes dominaron las acciones y subieron a los viejos vestuarios de la Tribuna Olímpica con ventaja en el score. El segundo tiempo fue muy parejo pero el combinado nacional logró imponer su plan. Nasazzi cerró la defensa roja y el equipo se lanzó al ataque sabiendo que el fondo estaba resguardado. Pedro Lago a los 67´ y Segundo Villadóniga a los 86´ fueron los autores de los goles que dieron vuelta el marcador y sentenciaron el resultado definitivo. Los uruguayos volvían a imponerse en el segundo clásico más longevo del planeta con el eterno capitán en el campo,

Nasazzi se despedía de la afición oriental con su sana costumbre de ganarle a los porteños.

Terminado el encuentro, el cronista de El Plata se dirigió a los camarines para obtener la palabra de los protagonistas. “En los vestuarios del team local todo era alegría y entusiasmo por el triunfo obtenido, y en ese ambiente, el veterano capitán Nasazzi se prestó gustoso a ofrecernos sus impresiones sobre el encuentro (….) El zaguero del Club Nacional, con esa experiencia adquirida en el curso de su larga campaña cumplida, comenzó por expresar que sus dirigidos habían respondido ampliamente a la confianza que en ellos se había depositado realizando la actuación que les cupo en el segundo período del match, lo que los llevó a paladear la victoria, que él considera merecida, ya que el cuadro porteño, ante la levantada de los rojos, estuvo muy lejos de repetir su labor del primer tiempo”. Por su parte, el capitán visitante también expresó su opinión al desaparecido diario El Plata y perpetuó su valoración sobre el cotejo. “Con respecto al desarrollo del encuentro, agregó Minella que en el primer período fue evidente el desempeño más convincente del conjunto argentino. Los forwards tuvieron  en Nasazzi y Besuzzo a los más empeñosos y hábiles adversarios, pero que en la segunda etapa bajó su nivel de juego, como consecuencia de la reacción experimentada por sus contrarios”. Asimismo, Nasazzi y Minella fueron recíprocos en la corrección de sus adversarios, en la buena actuación del referee y en la destacada conducta de los espectadores durante el partido para que se viviera  una auténtica fiesta deportiva.

El partido terminó, el bullicio de las tribunas se disipó y Nasazzi  dejó sobre la banca su uniforme de casaca roja y short blanco. Tomó sus pertenencias y emprendió el retiro para cumplir con  los compromisos restantes de la jornada. Seguramente, en lo más intimo de su fuero, emanaron los más diversos recuerdos de aquel muchacho de la industria del mármol que arribó  a la primera práctica en el Parque Central para conformar la nueva selección que iba a disputar el Sudamericano de 1923. ¡Cuanto tiempo, cuántos partidos y cuánta gloria! Cuántos hechos destacados que trascendieron el ámbito deportivo y que se convirtieron en elementos relevantes de la identidad uruguaya.  Un proceso repleto de hazañas  que fue liderado por el mariscal, el gran capitán de nuestro fútbol. Una historia exitosa e inigualable que comenzó  siendo celeste y terminó de color rojo.

*A los 7 días, Joosé Nasazzi jugó un partido internacional B con un combinado uruguayo en Rosario, Argentina.

Copa Héctor Rivadavia Gómez (2° edición)

Estadio Centenario.

20 de setiembre de 1936.

URUGUAY: Juan Besuzzo, José Nasazzi (C), Agenor Múñiz, Erebo Zunino, Álvaro Gestido, Galileo Chanes (45´´ Eugenio Galvalisi), Francisco Arispe (45´ Alberto Taboada) , Anibal Ciocca (55´ Severino Varela), Pedro Lago, Segundo Villadóniga, Eduardo Ithurbide. DT: Alberto Supicci.

ARGENTINA: Juan Estrada, Óscar Tarrío, Alberto Cuello (45´ Sabino Coletta), Alfredo Díaz, José María Minella, Aarón Wergifker,Ruben Cavadini (72´ Ricardo Alarcón), Francisco Varallo, Agustín Cosso, Diego García, Enrique García. DT Manuel Seoane.

Goles: 15´ Diego García (A), 67´ Pedro Lago (U), 86´ Segundo Villadóniga (U).

JUEZ: Carlos Cerón (U).

6 URUGUAYOS y Pelé. Los tricampeones mundiales del fútbol.

La reciente desaparición física de Pelé trajo consigo el recordatorio de su distinción como ganador de 3 mundiales. Un hito en la historia del fútbol que ya había sido conseguido por 6 jugadores uruguayos. José Nasazzi, Héctor Scarone, Pedro Petrone, Pedro Cea, José Leandro Andrade y Santos Urdinarán fueron los destacados pioneros en hacer bordar 3 estrellas en el escudo de la camiseta de su selección. Un récord impresionante, que casi un siglo después, tan solo pudo ser igualado por el astro del fútbol brasilero.

El  epílogo del año 2022 tuvo en su desenlace la mala noticia del fallecimiento de Edson Arantes do Nascimento a sus 82 vueltas alrededor del sol.  El virtuoso futbolista brasilero enalteció a la camiseta de su país y universalizó al dorsal N° 10 como el número reservado para todos aquellos capaces de honrar al fútbol con un juego exquisito. Mucho se discute sobre si fue el mejor jugador de todos los tiempos o si otros excepcionales colegas suyos lograron superarlo. Un debate eterno que nunca será saldado debido a que existen tantas opiniones como amantes del juego del balompié sobre la faz de la Tierra. Lo que sí se puede aseverar es que fue un fenómeno que condujo a Santos y a la selección de Brasil a la mayor gloria deportiva a la cual podían aspirar ambas escuadras.  Vistió por primera vez la casaca verdeamarela en 1957 pero se dio a conocer ante la afición mundial en el campeonato de Suecia de 1958. Con tan solo 17 años jugó 4 partidos y marcó 6 goles en la máxima contienda global disputada en suelo escandinavo. Repitió la obtención de la Copa del Mundo en 1962 (tan solo jugó 2 partidos y pudo marcar un gol) y deleitó a todo el orbe futbolístico con su majestuosa actuación en México 1970. Un equipo extraordinario compuesto por destacados jugadores que “El Rey” supo liderar para que Brasil consiguiera en propiedad el Trofeo Jules Rimet. En ese certamen, Pelé disputó los 6 partidos de su selección y marcó 4 goles. Luego de ello, le restaron pocos partidos más con el seleccionado y el fútbol brasilero vivió una etapa de transición que lo relegó del protagonismo en los posteriores torneos mundialistas. Tras su reciente desaparición física, Pelé fue indicado como el único tricampeón del mundo en la historia del fútbol.  Un hecho que no es así como se dijo debido  a que hay seis jugadores uruguayos que también fueron tres veces campeones del mundo junto a él. Un grupo de notables futbolistas criollos que estuvieron presentes en la conquista de las primeras tres estrellas que luce el escudo de nuestra querida camiseta celeste.

LOS PRIMEROS 6 TRICAMPEONES DEL MUNDO

JOSÉ NASAZZI. “El Mariscal” de las 3 estrellas.

Indiscutible líder de las 3 estrellas.

El mayor período de triunfos de la historia de nuestra selección, y de cualquier otro combinado nacional de todos los tiempos, fue liderado por la enorme figura de José Nasazzi. El excelso back nació en Villa Peñarol pero se radicó muy joven en el barrio Bella Vista tras los cambios acaecidos en su composición familiar por la temprana desaparición física de su padre.  Comenzó su trayectoria deportiva en el cercano club Lito y pidió pase de inmediato para el cuadro creado para defender los colores y el nombre de su barrio. Luego de algunos vericuetos reglamentarios, Nasazzi pudo incorporarse al equipo papal y defendió la causa auriblanca por más de una década. Su notable actuación en Bella Vista determinó que fuera convocado para el representativo que iba a disputar la ´séptima edición del Torneo Sudamericano de 1923 en el Parque Central. “El gran capitán” se puso por primera vez la gloriosa casaca celeste en el pecho el 4 de noviembre de 1923 y nunca más se la sacó del alma. Aquel día, en el triunfo ante Paraguay por 2 a 0, comenzaba una etapa gloriosa que lo tuvo como un protagonista fundamental. Nasazzi fue un líder indiscutible en todos los ámbitos siendo responsable de sus jugadores tanto dentro como fuera de la cancha. Un hombre enérgico que tuvo que tomar decisiones drásticas tales como expulsar al laureado Andrés Mazalli de la concentración en 1930 por salir sin autorización y ordenó dar una vuelta alrededor del campo de juego en Colombes como forma de retribuir las desbordantes expresiones de júbilo del público francés. Fue un ganador nato que completó un total de 40 partidos estando presente en los cinco encuentros de 1924, en cuatro de 1928 y en los cuatro cotejos de 1930. Tan solo estuvo ausente en la semifinal de Ámsterdam frente a Italia por su expulsión ante Alemania en la instancia de cuartos de final. A diferencia de los otros tricampeones mundiales uruguayos, el destino le tenía reservada una vuelta más con le celeste (vestida de rojo en ese entonces) al ganar su cuarta Copa América en Santa Beatriz en 1935. Su retiro de la selección se dio el 20 de setiembre de 1936 en la disputa de la Copa Héctor Rivadavia Gómez en el Estadio Centenario frente al clásico adversario argentino.

Partidos con Uruguay. 40 (29 victorias, 4 empates, 7 derrotas).  

Títulos Obtenidos: 3 campeonatos del mundo. 4 Copas América.

Goles: sin anotaciones.

 Partidos disputados en campeonatos mundiales:

1924. Colombes, Francia. vs Yugoslavia 7-0, vs USA 3-0, vs Francia 5-1, vs Países Bajos 2-1, vs Suiza 3-0.

1928 Ámsterdam, Países Bajos. vs Países Bajos 2-0, vs Alemania 4-1, vs Argentina 1-1, vs Argentina 2-1.

.1930 Montevideo, Uruguay. vs Perú 1-0, vs Rumania 4-0, vs Yugoslavia 6-1, vs Argentina 4-2.

HÉCTOR PEDRO SCARONE BERETTA. “Tuya Héctor”

«El Mago» fue considerado el mejor del mundo en su época.

Fue el latiguillo inmortal que pronunció René “Tito” Borjas cuando cabeceó el balón hacia la derecha para que Scarone convirtiera el segundo y decisivo gol en la final de 1928. “El Mago” la mandó a guardar y Uruguay se coronaba por segunda vez campeón del mundo ante su hermano rioplatense. “El Gardel del Fútbol” se estrenó con la celeste el 2 de setiembre de 1917 en un partido de la otrora Copa Newton desarrollado en el Parque Central frente a Argentina y vistió por última vez la gloriosa casaca en la final de 1930. En ese período, disputó 51 partidos con el combinado oriental y marcó la inmensa suma de 31 goles. Una destacada cifra que adquiere mayores dimensiones si se considera que en esos tiempos se jugaba una  menor cantidad de partidos internacionales y que recién Diego Forlán fue el primero en superarlo en el año 2011. Scarone fue un jugador trascendental que demostró su enorme capacidad goleadora en todos los cuadros que defendió aquí como en el exterior (España e Italia). En 1926 pasó al FC Barcelona y jugó una temporada con el equipo catalán. Marcó varios goles y obtuvo el campeonato de Catalunya y la Copa del Rey. Sin embargo, decidió retornar a Uruguay y cuando le preguntaron las razones fue bien claro en su respuesta; “Yo pensaba en mi patria”.  Extrañaba lucir la casaca alba de sus amores y quería estar frente a los ojos de los dirigentes asociacionistas para ser convocado en la defensa del título mundial en Ámsterdam. Cien años después de su carrera como futbolista, sigue siendo recordado como una de las principales figuras con las que contaron los campeonatos del mundo en sus albores.

Partidos con Uruguay. 51 (36 victorias, 8 empates, 7 derrotas).  

Títulos Obtenidos: 3 campeonatos del mundo. 4 Copas América.

Goles: 31 anotaciones (9 en campeonatos del mundo).

 Partidos disputados en campeonatos mundiales:

1924. Colombes, Francia. vs Yugoslavia 7-0 (Gol 23´ 2-0), vs USA (Gol 15´ 2-0), vs Francia 5-1 (Goles 2´ 1-0 y 24´ 2-1), vs Países Bajos 2-1 (Gol 81´ 2-1), vs Suiza 3-0

1928 Ámsterdam, Países Bajos. vs Países Bajos 2-0 (Gol 20´ 1-0), vs Italia 3-2 (Gol 31´ 3-1), vs Argentina 2-1 (Gol 73´ 2-1).

1930 Montevideo, Uruguay. vs Rumania 4-0 (Gol 24´ 2-0), vs Yugoslavia 6-1, vs Argentina 4-2.

PEDRO PETRONE SCHIAVONE “Hay que pasarle la pelota y mirar el centro de la cancha”.

Petrone. El 9 que cambió su puesto

Fueron las palabras de Scarone sobre su compañero de delantera. Perucho fue un destacado goleador que revolucionó técnica y tácticamente la forma de jugar del centrodelantero. Fue un deportista integral que poseía un remate fulminante y que corría la distancia de cien metros en once segundos. Comenzó jugando en tercera con Solferino y pasó a Charley en 1923 para mostrar sus cualidades futbolísticas en primera división. Debutó haciendo cuatro goles ante Lito y fue un hombre clave para salvar al cuadro del descenso ese año. Su destacada participación en Charley determinó que fuera convocado para jugar por Uruguay en el Sudamericano del Parque Central. Su estrenó con la celeste se dio en el primer partido frente a Paraguay el 4 noviembre de 1923 y su último cotejo como seleccionado fue frente a Perú el  18 de julio de 1930. Ese día, el combinado uruguayo recibió duras críticas por su discreta actuación y Petrone fue uno de los que salió de la oncena titular por el resto de la competencia. Disputó 28 partidos en total con la celeste y despertó el  grito de gol de la afición oriental en 24 oportunidades. Fue el goleador del torneo en Colombes con 7 anotaciones y le metió un hat trick a los alemanes en cuartos de final en Ámsterdam. A su vez, y luego de ser tricampeón del mundo, también fue “capocannoniere» con Fiorentina en el calcio italiano.  

Partidos con Uruguay. 28 (17 victorias, 6 empates, 5 derrotas).  

Títulos Obtenidos: 3 campeonatos del mundo. 2 Copas América.

Goles: 24 anotaciones (11 en campeonatos del mundo).

 Partidos disputados en campeonatos mundiales:

1924. Colombes, Francia. vs Yugoslavia 7-0 (Goles 35´ 3-0 y 61´ 6-0), vs USA 3-0 (Goles 10´ 1-0 y 44´ 3-0), vs Francia 5-1 (Goles 58´ 3-1 y 68´ 4-1), vs Países Bajos 2-1, vs Suiza 3-0 (Gol 9´ 1-0)

1928 Ámsterdam, Países Bajos. vs Alemania 4-1 (Goles 35´ 1-0, 39´ 2-0 y 84´4-1), vs Italia 3-2, vs Argentina 1-1 (Gol 23´ 1-0).

1930 Montevideo, Uruguay. vs Perú 1-0.

 JOSÉ PEDRO CEA “El empatador olímpico”

El jugador «0 falta» en el tricampeonato mundial.

“El Vasco” fue reconocido así por la importancia de sus goles en el transcurso de varios partidos de la trilogía mundialista. Cea marcó los empates transitorios frente a Países Bajos en la semifinal de Colombes, contra Italia en la semifinal de Ámsterdam, versus a Yugoslavia en la semifinal de Montevideo (culminó anotando un hat trick ese día) y el 2 a 2 contra Argentina en la final del 30 de julio. Asimismo, “El vasco” ostenta otro récord imbatible consistente en haber estado presente en todos los partidos del tricampeonato mundial. Algo que no pudieron igualar sus compañeros presentas en las tres gestas ni Pelé con su selección en las 3 copas que ganó. El jugador de ascendencia vasca se crió en Arroyo Seco y comenzó su carrera deportiva en el vecino club Lito. Luego, pasó a Bella Vista y continuó su carrera en Nacional hasta su retiro definitivo. Al igual que Nasazzi y Petrone, debutó con la casaca celeste el 4 de noviembre de 1923 frente a Paraguay por el Torneo Sudamericano y la lució por última vez el 4 de diciembre de 1932 en el Estadio Centenario frente a Brasil por la Copa Barón de Río Branco. Jugó un total de 26 partidos y marcó 13 goles, la mayoría de ellos, en instancias mundialistas.

Partidos con Uruguay. 26 (16 victorias, 3 empates, 4 derrotas).  

Títulos Obtenidos: 3 campeonatos del mundo. 2 Copas América.

Goles: 13 anotaciones (10 en campeonatos del mundo).

 Partidos disputados en campeonatos mundiales.

1924. Colombes, Francia. vs Yugoslavia 7-0 (Goles 50´ 5-0 y 80´ 7-0), vs USA 3-0, vs Francia 5-1, vs Países Bajos (Gol 62´ 1-1), vs Suiza 3-0 (Gol 2-0).

1928 Ámsterdam, Países Bajos. vs Países Bajos 2-0, vs Alemania 4-1, vs Italia 3-2 (Gol 17´ 1-1), vs Argentina 1-1, vs Argentina 2-1.

1930 Montevideo, Uruguay. vs Perú 1-0, vs Rumania 4-0 (Gol 35´4-0), vs Yugoslavia 6-1 (Goles 18´ 1-1, 67´ 5-1 y 72´ 6-1), vs Argentina 4-2 (Gol 57´ 2-2)

 JOSÉ LEANDOR ANDRADE “La merveille noire”

«Maravilla» fue el adjetivo que mejor lo definió

Deslumbró a Europa con su técnica en el campo de juego como con su forma de bailar el tango en los salones parisinos. Los franceses no escatimaron en elogios y lo indicaron como una de las mayores maravillas (en todos los sentidos) vista hasta ese entonces. Una prestigiosa perla del fino collar que representaba el exquisito fútbol desplegado por los uruguayos en el continente europeo. Andrade fue un fervoroso aficionado de las principales manifestaciones populares de la época y disfrutó de jugar a la pelota, del carnaval, del candombe y de tocar el violín. Nació en Salto pero inició su trayectoria futbolística en el novato Club Bella Vista de la capital del país. Junto a sus compañeros tricampeones Nasazzi y Cea llegó a la selección nacional en 1923 desde el Parque Olivos para escribir la historia más grande de todos los tiempos. Debutó con la celeste el 24 de junio de ese año en un encuentro contra los argentinos por la Copa Lipton y finalizó su participación con el combinado nacional dando la vuelta olímpica del 30 de julio de 1930 en el Centenario. “La Maravilla” fue una joya del fútbol criollo que tuvo un rol preponderante en la conquista de las tres estrellas. Jugó todos los partidos de 1924, tan solo se ausentó frente a los alemanes en cuartos de final de 1928 y disputó la totalidad de los encuentros en la primera Copa del Mundo. Un hombre bohemio que dio letra a la opinión pública tanto por su estilo de vida como ´por controvertidas decisiones. Una de ellas consistió en su traspaso directo de Nacional a Peñarol en 1931 en su calidad de tricampeón del mundo y siendo reconocido como una de las principales estrellas tricolores en la década de los años 20. En 1933 viajó a Argentina para alinearse en diferentes clubes del fútbol porteño y colgó los botines en Montevideo Wanderers en 1936.

Partidos con Uruguay. 33 (24 victorias, 6 empates, 3 derrotas).  

Títulos Obtenidos: 3 campeonatos del mundo. 3 Copas América.

Goles: 1 anotación.

 Partidos disputados en campeonatos mundiales:

1924. Colombes, Francia. vs Yugoslavia 7-0, vs USA 3-0, vs Francia 5-1, vs Países Bajos 2-1, vs Suiza 3-0.

.1928 Ámsterdam, Países Bajos. vs Países Bajos 2-0, vs Italia 3-2, vs Argentina 1-1, vs Argentina 2-1.

1930 Montevideo, vs Perú 1-0, vs Rumania 4-0, vs Yugoslavia 6-1, vs Argentina 4-2.

.SANTOS URDINARÁN. El otro “Vasquito” celeste

-El «Vasquito» fue otro de los grandes goleadores de la década del 20.

Puede ser que no sea el jugador más recordado de aquellas epopeyas pero integró el ataque oriental en la mayoría de los partidos de 1924 y 1928. Debutó en la selección el 21 de setiembre de 1923 en un match por la Copa Premio de Honor que se disputó en el Parque Central frente a Argentina. Su destacadísima actuación en Nacional (´único equipo al cual defendió en su carrera) lo condujo a integrar el representativo de la Asociación por varios años. Salió por última vez a la cancha con la casaca color cielo el 18 de julio de 1930 en el debut mundialista frente a Perú acumulando una veintena de partidos y anotando 2 goles. Uno de ellos fue para sentenciar el resultado definitivo de 2 a 0 frente al anfitrión anaranjado en Ámsterdam.

  Partidos con Uruguay. 20 (14 victorias, 4 empates, 2 derrotas).  

Títulos Obtenidos: 3 campeonatos del mundo. 3 Copas América.

Goles: 2 anotaciones (1 en campeonatos del mundo).

 Partidos disputados en campeonatos mundiales.

1924. Colombes, Francia. vs Yugoslavia 7-0, vs Países Bajos 2-1, vs Suiza 3-0.

 1928 Ámsterdam, Países Bajos. vs Países Bajos 2-0 (Gol 86´ 2-0), vs Alemania 4-1, vs Italia 3-2, vs Argentina 1-1

 1930 Montevideo, Uruguay. vs Perú 1-0

Fuente de información: auf.org.uy