Los campeones. Parados, de izquierda a derecha: Bergara, Quimpos, Gutiérrez, Endériz, Benítez y Ruben González. Hincados, de izquierda a derecha: Carranza, Dimitrio, Salvá, Mederos y Roberto González.
Entre el 13 de marzo y el 2 de abril de 1958 se disputó en Chile el segundo Sudamericano de selecciones Sub 20 tras el torneo inicial celebrado en Caracas en 1954 y que fue obtenido por Uruguay.
En esta nueva ocasión, los celestes volverían a marcar supremacía a nivel continental conquistando su segundo galardón al hilo y, nuevamente, de forma invicta.
El formato consistió en una rueda de todos contra todos entre los seis combinados intervinientes: los orientales, Argentina, Brasil, Chile, Perú y Venezuela. Las ciudades sede fueron Santiago de Chile y Valparaíso.
Tabaré Ramos, el uruguayo que fue ídolo en el soccer norteamericano, marcando nada menos que a un soviético. Linda mezcla.
El sueño de todo futbolista nacido en Uruguay es defender la malla tetracampeona del mundo alguna vez en su vida.
Sin embargo, hay casos en los que este sueño no se puede cumplir, pero que, en contrapartida, se modifica para vestir la casaquilla de otro combinado nacional.
Las razones son todas distintas, pero el resumen es uno solo: nacidos en Uruguay, pero nacionalizados y defensores de otros países sea en duelos amistosos u oficiales y, en muchos casos, siendo figuras y pasando a la historia.
A continuación, elaboramos el 11 ideal de estos players (esquema 2-3-5) y le sumamos, incluso, algunos suplentes.
Los campeones. Arriba, de izquierda a derecha: Santiago Ostolaza, Nelson Gutiérrez, Javier Zeoli, Carlos Melían, José Batista y Carlos Vázquez. Abajo, en el mismo orden: Adolfo Barán, Javier López Báez, Jorge da Silva, Enzo Francescoli y Jorge Villazán.
El 8 de marzo de 1981, los muchachos celestes tocaron el cielo con las manos desde la altura de Quito. La selección uruguaya sub-20 conquistó su séptimo título de campeón sudamericano en diez eventos disputados, luego de vencer de forma contundente a su similar argentino por 5 a 1 en el último partido.
La presencia de padres e hijos defendiendo la camiseta tetracampeona del mundo a lo largo de la historia es bastante más común de lo que se cree.
Tomamos como base el seleccionado mayor, pero también han existido casos que han mezclado parentescos entre combinados mayores y juveniles. En definitiva, la Celeste no deja de ser una sola.
En el siguiente artículo, vamos a repasar aquellos padres e hijos que lucieron la malla oriental a través de los años. Muchos casos son “cantados”, pero hay otros que te van a sorprender y otros que ni siquiera sabías que existían.
Desde el 21 de Enero hasta el 15 de Febrero de 1956, tuvo lugar en Montevideo la disputa del tradicional evento que con carácter extraordinario organizó la Confederación Sudamericana de Fútbol.
El motivo: homenajear a la Asociación Uruguaya de Fútbol por su 50 º aniversario, iniciativa ésta postergada desde 1950.
La capital uruguaya se preparó para recibir en el verano capitalino a las mejores selecciones del continente, como lo había hecho en 1942.
Amaral y la copa al cielo. ¡Uruguay volvía a ser el mejor del continente después de 36 años!
Luego de más de tres décadas sin conseguirlo, Uruguay reconquistó el cetro de campeón, por octava vez en su historial y segunda en tierras ecuatorianas. La celeste, gran protagonista de los torneos juveniles, incluso alcanzando un tetracampeonato consecutivo entre 1975 y 1981, sufrió una sequía que duró 36 años. El último título lo había obtenido en 1981, casualmente, también en la altura de Quito. Uruguay, ganó los campeonatos de 1954, 1958, 1964, 1975, 1977, 1979, 1981 y 2017. Además, fue subcampeón en seis oportunidades y tercero en otras seis, dejando en evidencia lo fuerte y competitiva que -históricamente- es la selección en el continente también a nivel juvenil.
GÉNESIS
El XXVIII Campeonato Sudamericano Sub-20 “Juventud de América” estuvo a punto de cambiar de país anfitrión, ya que, 8 meses antes de disputarse el torneo, Ecuador sufrió un terremoto de importante magnitud que provocó grandes destrozos en varias ciudades y dejó casi 800 personas fallecidas.
Sin embargo, en julio de 2016 la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF) confirmó la organización del evento, pues el sismo no había afectado la zona donde tendría lugar la competencia sudamericana y todos los estadios se encontraban habilitados.
Uruguay en la antesala de la gloria. Arriba, de izquierda a derecha: O. Varela, Romero, Paz, Muñiz, Gambetta, Rodríguez y Cea (DT). Abajo, en el mismo orden: «Matucho» Fígoli (K), L. E. Castro, S. Varela, Ciocca, Porta y Zapirain.
Tres Copas América habían pasado desde el último título celeste en 1935, cuando la que aquella vez fue roja se despachó con una categórica goleada a Argentina 3-0 para celebrar en Santa Beatriz (Lima, Perú).
Las siguientes presentaciones orientales no fueron las ideales: finalizaron terceros por diferencia de goles en Argentina 1937 y vicecampeones en Perú 1939 (no actuaron ni Brasil ni Argentina, pero fue el debut absoluto de Ecuador) y Chile 1941.
Por ello, la edición 1942 del Sudamericano debía quedar en manos de Uruguay, máxime si, como en esta ocasión, iba a celebrarse en nuestra tierra, por primera vez desde 1924. Sí, nada menos que 17 años después.
A todo esto había que añadirle que la Celeste no solo obtuvo todos los títulos actuando como local sino que ni siquiera había perdido un encuentro, en un record que se mantiene hasta nuestros días.
El jueves 1º de febrero de 2024 en el Museo Zorrilla, se llevó a cabo el conversatorio “Los orígenes británicos del fútbol uruguayo” que estuvo a cargo de la Asociación de Historiadores e Investigadores del Fútbol Uruguayo con el apoyo de la Embajada Británica.
El mismo se desarrolló en el marco de la muestra «Los de afuera son de palo. Multitudes en movimiento», de Daniel Supervielle, quien fue el moderador de la citada instancia.
La frase del título no hace más que reflejar la justicia de la distinción que en el marco de los premios AUF le fue conferida al Dr. Hernán Navascués Bonino (Orden al Mérito y Reconocimiento).
Nacido en Durazno el 18 de Octubre de 1939, su extensa trayectoria, tanto en la esfera pública como privada, se ha distinguido por sus elevados valores éticos y morales, acompañados de una calidad y calidez en el trato con sus semejantes que honran al fútbol del cual es un defensor apasionado.
Su trayectoria se inicia oficialmente en la delegación del Club Nacional de Football, la cual integró en dos períodos: 1980/85 y 1995/2006.
Fue Secretario Ejecutivo de la AUF desde 2006 hasta 2011, reintegrándose a Nacional como Secretario Técnico desde el año 2012 a la fecha.
Los campeones. Parados, de izquierda a derecha: Cincunegui, Varela, Mugica, Paz, Baeza y Mazurkiewicz. Hincados, en el mismo orden: Domingo Pérez, Salvá, Oyarbide, Rocha y Urruzmendi.
Ocho años después de su última conquista continental, Uruguay buscaba, como local, su decimoprimer título de campeón de América.
A favor tenía que se trataba de un combinado infalible en casa (cinco de cinco, sin derrotas), aunque aquello podría acarrear también cierto grado de presión, y que poseía un plantel por demás competitivo-a pesar de que hubo ciertas restricciones en la cantidad de jugadores cedidos por parte de algunos clubes-, en el que destacaban muchas de las figuras del Peñarol campeón de América y del mundo de 1966 y promisorios valores de Nacional, Danubio, Sud América, Defensor, Racing y Fénix.
Entre todos ellos, los nombres de Pedro Virgilio Rocha y Ladislao Mazurkiewicz, ambos en el cénit de su trayectoria deportiva, eran de los más convocantes.