Los últimos años de la década del cincuenta del siglo XX fueron sintomáticos para el fútbol uruguayo y marcaron el primer gran bajón de la historia del seleccionado nacional.
La partida de los mejores jugadores al mercado internacional (Italia, Argentina, España, Colombia; ver galería más abajo), que hacía que fuera imposible de forma reglamentaria convocarlos al combinado ya que no existían todavía los “repatriados”; el retiro de excepcionales figuras a las que se hacía difícil suplir en su totalidad como Obdulio Varela o Roque Máspoli; ciertas disidencias internas a todo nivel y el crecimiento del deporte a nivel continental que sumaba mayor competencia, derivaron en años de alegrías y tristezas, culminando con la poco creíble eliminación de la Celeste de la Copa del Mundo de Suecia 1958.
En un grupo con Paraguay y Colombia, Uruguay quedó afuera antes de disputar su último cotejo tras caer vapuleado ante los guaraníes en Puerto Sajonia 5-0.
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