Entre 1928 y 1931, Peñarol disfrutó de un mediocampo de ensueño que lo tenía todo: técnica, garra y calidad.
El mismo estaba conformado por el campeón de América y del mundo Lorenzo Fernández como centre-half, el campeón del mundo Álvaro Gestido como halve izquierdo, y el destacado halve derecho Gildeón Silva.
Por su actuación en Peñarol, que le reportó al club los títulos de campeón uruguayo de 1928 y 1929, el tridente fue denominado “Cortina metálica”, ese dispositivo de seguridad que se mantiene hasta hoy en día y que representa la imposibilidad de penetrar por sus férreos dominios.
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