
Sucedió el 11 de mayo de 1974 en un colmado estadio Centenario.
El seleccionado uruguayo se encontraba en la recta final de su preparación de cara a la disputa de la Copa del Mundo de Alemania.
Si bien todavía buscando su mejor forma, tres días atrás había vencido 2-0 a Irlanda en el mismo estadio con doblete de Fernando Morena, aunque los resultados en amistosos no venían siendo demasiado auspiciosos en general (se contaban, por ejemplo, derrotas ante la novata selección de Australia y la aún hoy debilísima representación de Indonesia en una gira previa).
Para ese nublado sábado, entonces, estaba pactado un amistoso ante el San Pablo brasileño, a quien la Asociación Uruguaya de Fútbol le había solicitado la rápida cesión de sus dos estrellas orientales, Pablo Forlán y Pedro Virgilio Rocha, para competir en Alemania.
Producto de ese intercambio, surgió la idea de aceptar la propuesta celebrando un amistoso preparatorio entre ambas escuadras.
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